En los últimos dos años, cinco activistas voluntarios de México que han buscado frenéticamente a sus hijos "desaparecidos" (y presuntamente asesinados) han sido ellos mismos asesinados.
La noticia ha recibido poca atención.
Con más de 100.000 personas desaparecidas en México, los expertos afirman que la policía carece a menudo de tiempo, experiencia o interés para buscar las fosas clandestinas donde los narcotraficantes suelen enterrar a las víctimas.
Por ello, los voluntarios -muchos de ellos familiares de los desaparecidos- realizan ellos mismos la búsqueda.
Por desgracia, María Vázquez Ramírez, es la última víctima.
La mataron mientras buscaba a su hijo, Osmar.
En respuesta, el grupo Movimiento por Nuestros Desaparecidos en México, que apoya a los buscadores voluntarios, denunció el acto como "cobarde": publicó una foto de María con su hijo desaparecido con las palabras: "No viví lo suficiente para encontrarte".
El grupo exige a México que haga más para buscar a todos los desaparecidos, y afirma: "La violencia contra los buscadores no debería ser la norma".